lunes, 21 de marzo de 2022

RODILLAS DE ARENA

El Sahara resopló a priori. Como la rodilla de los ancianos, venerable conjunto a cuya incorporación me encamino a pasos agigantados, el desierto, lanzándonos y extendiendo su arena, ennaranjando el aire de las ciudades, alertó de que un colosal cambio se iba a producir. Colosal en cuanto a las palabras, porque el contenido no difiere del dejar hacer que llevaba instalado en la política española desde el bofetón de la marcha verde. Una fecha a la que también, cuando se avecinan lluvias, le van doliendo las rodillas. Cuarenta y siete años no son pocos.

Muy por lo bajini, una carta del Presidente del Gobierno español ha certificado la voluntad de apartarse del problema, de la responsabilidad que a España le correspondía. Geopolítica. Sin comunicación, sin debate, no sabemos si el cobro de la dejación se efectúa en beneficios futuros –así es la realpolitik, quede colgado quien quede colgado- o en miedos presentes, a un Marruecos que se mantiene firme en su decisión. Un Marruecos que asienta su firmeza, en el 75 y ahora, en el apoyo de Estados Unidos, ese adalid de la democracia que tiene capacidad para doblegar en su interés los brazos de las voluntades ajenas.