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Foto "El Norte de Castilla" |
Huelga recordar que durante tres meses nos vimos obligados a
restringir nuestra capacidad de movimiento. El Gobierno impuso unas pautas de
comportamiento que cercenaban nuestra capacidad de acción. Pese a que tales
límites rompían con nuestras rutinas, alicortaban nuestro espacio de decisión,
nunca entendí que ‘la libertad’ en su sentido colectivo, ‘mi libertad’ en el
aspecto individual, se pusiera en entredicho. Por un lado, existía un bien
superior que salvaguardar e imponer las restricciones exigía un importante
consenso político y una aprobación judicial; por otro, seguíamos siendo
nosotros mismos sin coto en nuestros derechos civiles y políticos.