jueves, 11 de mayo de 2017

LOS LEONES SÍ TIENEN QUIEN LES ESCRIBA

Imagen de Tomás Arthuzzi, tomada de Revista Galileu
José Luis Sampedro dejó escrito que existen dos tipos de economistas: “los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajamos (sic) para hacer menos pobres a los pobres”. Marcaba esa raya tan solo entre los de esa profesión porque era la suya. Cabría estirar esta línea separadora más allá del espacio de los fríos números hasta alcanzar el territorio más cálido de las letras. Allí también, en el primer grupo, trabajan cohortes de profesionales de la palabra cuya labor amanuense tiene por objeto escudriñar el diccionario para encontrar esos términos que habrán de ser los puntales retóricos sobre los que se asientan los intereses de los grupos dominantes. Toman, perfilan, afilan y embellecen las palabras para justificar la bondad de que las cosas sean como son; para hacer creer que las medidas que se toman siguen las pautas de una lógica neutra; para ocultar que el trasfondo de esas decisiones responde al patrón de una ideología disgregadora.