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Imagen tomada de www.nomepierdoniuna.net |
Han pasado seis años, solo seis años, desde aquel 15 de mayo en que las
plazas dizque espontáneamente empezaron a llenarse de gentes dizque indignadas.
A hechos de este pelo debió de referirse Albert Einstein cuando en la
formulación de su teoría de la relatividad anticipó el fenómeno de la
dilatación del tiempo, porque echando la vista atrás tengo la sensación de que
ha transcurrido una eternidad. Tan largo se ha hecho que apenas recordamos el
nimio detalle de que a la par que se ocupaban las plazas, se iniciaba el
proceso que habría de vaciar posteriormente las calles. Eso sí que fue una
moción de censura en toda regla, la neoindignación se postuló con éxito
convirtiéndose en el elemento axial de la respuesta política. El 15M lo era todo
y no era nada. Al poco, como no puede ser de otra manera cuando detrás no
existe propuesta compartida, el movimiento se diluyó como la vida del
replicante de Blade Runner, como lágrimas en la lluvia.