domingo, 22 de diciembre de 2013

HAMBRES Y HAMBRES

En vísperas de la Nochebuena aparecen imágenes de menús que simulan los manjares que la tradición indica, pero que se realizan con mucho menos ‘glamour’, u ocurrencias del mismo estilo como pintar ojos en los fideos para que parezcan angulas. Humor negro que no llega, como siempre ocurre con la ficción, ni a los tobillos de esa realidad que esconde en las casas de nuestra provincia ‘hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda’. Quince niños en Tordesillas, otros pocos en Mota y Medina, supongo que más de lo mismo en cualquier otro sitio que se mire, se sientan delante de la pizarra de clase tarareando para sí las Nanas de la cebolla de Miguel Hernández ‘en la cuna del hambre mi niño estaba’, miran a los ojos de sus profesores sin haber desayunado. Hambre que es hambre de la de verdad, de esa que quien la sufre piensa que nunca podrá ser vencida mientras limita sus sueños a estar en la mesa de las cervantinas bodas de Camacho para sentir el estómago saciado.