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Foto "El Norte de Castilla" |
Una cosa es utilizar de tanto en tanto una metáfora bélica,
un ‘lucha’ por aquí, un ‘batalla’ por allá, un ‘enemigo’ por acullá y otra
revestir con liturgia de guerra lo que no es (debería ser) más (ni menos) que
un ingente esfuerzo físico e intelectual para paliar las consecuencias de la
extensión de un virus, encontrar cuanto antes las fórmulas que lo desactiven y,
en paralelo, pretender que las secuelas económicas posteriores no se ceben con
los sectores más vulnerables de la sociedad. Imbuido de ese dialéctico ardor
guerrero, el ejecutivo ha depositado parte de la labor comunicativa en miembros
de cuerpos militares. Y las palabras de uno de ellos, el Jefe de estado Mayor
de la Guardia Civil, le han estallado en las manos. En medio de un debate que debería ser sobre el derecho a una información
veraz y que se ha convertido en una ciénaga, José Manuel Santiago, que así se
llama, ha dicho que están trabajando para “minimizar ese clima contrario a la
gestión de crisis por parte del Gobierno”. Terremoto 8 escala Richter. El
Ministro del Interior, al poco, pretendió matizar las palabras y corregir el
sentido de la afirmación. El empeño de Grande-Marlaska tuvo escaso éxito porque
de antemano unos estaban, o hacían como que estaban, convencidos de que el
ministro solo quería tapar sus vergüenzas y otros, desde antes, hacían como que
estaban, o estaban, convencidos de lo que Marlaska aún no había dicho.