lunes, 18 de octubre de 2021

TANTAS VECES FUE AL REVÉS

Desde que el humano es humano, y así será hasta el final de los humanos tiempos, estamos condenados, y no digo que no nos guste, a revolcarnos en fangos conversacionales. Las preguntas capciosas –esas que se formulan cuando un interlocutor pretende obtener alguna ventaja enredando al otro, aquellas del tipo '¿es preferible que tu equipo juegue bien y pierda o gane tras ofrecer un juego desastroso?' en las que no cabe respuesta definitiva– son uno de los sedimentos que se depositan para formar estos lodos a los que se denomina 'falacia del falso dilema'.

La mayoría, tras un gesto escapatorio, concluiría que es suficiente con que gane. Añadirían, desligando las causas de las consecuencias sugeridas en la pregunta, que, claro, mejor si lo hace ofreciendo espectáculo.