Entre aquellas vidas ejemplares se me amontonan en la cabeza dos grandes grupos: los tremebundos martirologios, literatura casi gore, que relataban sufrimientos como el de Lucía de Siracusa que hoy celebra el santoral cristiano -¡feliz día de la patrona, buenas gentes de Rasueros!- y las asombrosas hagiografías centradas en las leyendas y milagros. En todos los casos, los protagonistas son coherentes de principio a fin. Pudo haber un pasado pecaminoso, un tiempo pretérito de espaldas a Dios, pero desde un momento determinado, toda obra, toda acción, tenía un único sentido: cumplir el primer mandamiento de la ley de Dios.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
domingo, 13 de diciembre de 2020
BAUTIZO Y BUENA MUERTE
Al igual que en la mía, en las casas de mis amigos del
pueblo, a las que entre otros ratos me acercaba a eso de la media tarde, así
como por casualidad, para ver si caía una suerte de remerienda, apenas había
libros y los pocos que había se podían encuadrar en un género literario
denominado ‘vidas de santos’. Jugaban un papel opuesto al de algunas redes
sociales. Mientras de los libros escurría zumo de moralina, presentaban
personajes cuyas vidas eran expuestas con el propósito de ejercer de modelo,
dichas redes nos refuerzan nuestras miserias, nuestra parte más deleznable, al
constatar que estamos bien acompañados por semejantes de la misma ralea.
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