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En la noche del sábado 13 de junio de 2015 Girona estaba de fiesta. Dos días atrás, el equipo de la ciudad se había impuesto rotundamente en tierras mañas al Zaragoza por 3 goles a 0. Muchas conversaciones de bar en aquella noche preveraniega derrochaban optimismo, las copas chocaban y se brindaba con un 'esto está hecho, que pase el siguiente'. El día de después, a la taurina hora de las cinco de la tarde, habría de ser el de la confirmación. Montilivi estaba preparado para la celebración. Dos horas después se hizo el silencio. El Zaragoza se impuso por 4 tantos a 1 y se clasificó para la ronda definitiva. Allí estaba, bien hará en recordarlo estos días en el vestuario, Jaime Mata.