viernes, 13 de septiembre de 2019

INCERTIDUMBRE DE PRINCIPIO


En el ámbito de la mecánica cuántica, Heisenberg dispuso, en un postulado conocido como el principio de incertidumbre, que de algunos pares de magnitudes físicas, es imposible conocer las dos a la vez. Vaya, que aplicando este principio a esas cositas que pueden sucedernos en cualquier momento, este físico nos recomienda callarnos si, por eso de la casualidad, descubrimos -sin ser vistos- que la pareja de alguien a quien de verdad apreciamos le ha puesto los cuernos. La inercia podría arrastrarnos a coger inmediatamente el móvil para avisar a dicha persona, precisamente por el aprecio profesado, de lo que entendemos como una traición.
Craso error: el simple hecho de que sepa que se sabe interferirá en cualquier posible decisión que pueda tomar. Podría ser que, sin el aviso, nunca hubiera tenido la más mínima sospecha, con lo que su vida, más o menos feliz, no se habría visto alterada y habría seguido como si tal hecho no hubiera ocurrido. Podría ser que hubiera descubierto la infidelidad por su propia cuenta o se hubiera enterado gracias a un arrebato de sinceridad de su pareja. Con la cornamenta invisible, cabe que hubiera entendido que había razón suficiente para mantener la relación, que era viable un volver a empezar. Arreglo imposible si tuviera constancia de que las protuberancias frontales eran conocidas más allá de las paredes de su hogar. Podría, incluso, ser que la relación de la pareja no estuviese sujeta a los parámetros convencionales y ambos estuvieran abiertos a relaciones mutuamente consentidas con terceras personas. En tal caso, el hecho en sí no acarrearía erosión entre ellos. Sin embargo, el que una persona ajena conozca la situación podría incomodarle y hacerle replantear su modelo de vida al sentirse socialmente juzgado.