Estaba previsto que
el fin de semana pasado hubiésemos asistido a la puesta en escena de unos actos
que pretendían cuestionar la integridad del territorio español. Un grupo de
personas organizadas llevaban tiempo (pronúnciese con acento texano) ‘trabajando
en ello’. Da igual que se hubiera votado
mayoritariamente en referéndum, aunque fuese hace años, un texto que se opone a
sus deseos, están empecinados en que de ese territorio desaparezca cualquier
atisbo de jurisdicción española, que se pierda la soberanía sobre él, y
terminarán por conseguirlo. El instrumento con el que los instigadores de dicho
acto pretendían plantar negro sobre blanco tal desafección se podía conseguir
por unos céntimos en cualquier tiendecilla. De hecho todos tenemos alguno en
casa y los hemos usado desde que éramos niños. No, no es ese silbato en el que
usted está pensando, lo que se necesita lo puede encontrar en la estantería de
al lado, se llama bolígrafo. Un bolígrafo con el que John Kerry, el secretario
de estado de los Estados Unidos, pensaba plasmar el protocolo de enmienda del
Convenio Bilateral de Defensa de 1988, un acuerdo por el que, una vez firmado,
la sevillana Morón de la Frontera, ozú my soul, se convertirá en la base
permanente del USAFRICOM, el centro permanente de operaciones militares de Estados
Unidos para África.