lunes, 11 de enero de 2021

AQUEL QUE DIU

Al oír su nombre, la chavalería pondrá cara de ‘de quién me estás hablando’; de los de mi generación para arriba, de ‘parece mentira que haga ya veinte años que se murió Eugenio’. Cuatro lustros ya desde que el humorista de negro, el del rictus extremadamente serio, el del cigarrillo y el ‘¿saben aquel que diu?’, ya ‘no diu res’. Antes, sin embargo, comprimiendo su filosofía en esas pildoritas de humor aparentemente absurdo, había dicho mucho. Ya entonces, nos presentó a un señor que tenía un reloj demasiado parecido al Real Valladolid de esta temporada.

Verán. El hombre en cuestión se hizo con un reloj de oro porque un vecino que necesitaba liquidez se lo vendió a precio de ganga. Al llegar a casa, orgulloso, su mujer le bajó los humos: no tenía sentido el gasto, era mucho riesgo llevar en la muñeca un objeto de tanto valor. Para evitar cualquier fatalidad a ella se le ocurrió comprar uno idéntico pero de chapa dorada y dar el cambiazo. Así las cosas, nuestro hombre acudió al trabajo y le comentó lo del reloj a una compañera. Esta entendió que le habían engañado, que era falso. Incrédulo, el Fulano para asegurarse visitó una joyería. El joyero constató la teoría de la amiga: falso de toda falsedad. Obviamente, no dijo nada en casa.