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Imagen tomada de noticiasdealava.eus |
Del futuro nunca se supo mucho, pero ahora no sabemos nada.
Las incertidumbres pasadas parecen hoy poca cosa comparadas con los
desasosiegos presentes. Se lució el tal Francis Fukuyama cuando, a principios
de la década de los noventa del siglo pasado, tras la caída del bloque
soviético, auguró el fin de la historia entendida esta como lucha de
ideologías. El politólogo estadounidense, subido sobre la cresta de aquella ola
de la aparentemente triunfante democracia liberal, entonó un réquiem por el
resto de doctrinas políticas fenecidas a lo largo del siglo que concluía. Sin
rival, el modelo imperante habría de extenderse por los siglos de los siglos
amén para derramar paz y prosperidad a este errante mundo.