domingo, 30 de abril de 2017

LA MALDICIÓN DE LOS CÍRCULOS

Uno de esos chistes tan candorosos como malos que nos contábamos cuando éramos niños relataba las peripecias de un ladrón en su intento de huir del policía que le perseguía. El raterillo en la carrera a campo abierto había tomado cierta distancia, pero al ver un árbol se puso a dar vueltas a su alrededor. Sorprendido, un viandante que por allí pasaba le preguntó que qué hacía. Nuestro ladrón, sin dejar de correr, le explica que huye de ese policía que se estaba acercando.  «Hombre de Dios –inquiere el transeunte– ¿no ve que el policía está cada vez está más cerca y si usted no deja de dar vueltas él le va a alcanzar?».  «No se preocupe –replica confiado nuestro protagonista– le saco más de diez vueltas de ventaja». 

sábado, 29 de abril de 2017

LA PRIMERA VEZ QUE ES LA SEGUNDA VEZ

Imagen tomada de imosver.com
Eran otros tiempos. Hoy, cualquier cosa que tenga un poco de éxito, entendido como sinónimo de rentabilidad, se repite hasta que la ubre queda seca. Lo que no, se deja morir. A principios del siglo XVII no debía ser tan así, por eso a Cervantes le costó tanto publicar la segunda parte de su Quijote. La primera había tenido una acogida fuera de lo común y eran muchos los que le pedían una continuación. Como respuesta, Cervantes torcía el morro. Tal vez por pereza o miedo a defraudar, ‘el Manco’ no se arrancaba. Hasta que un intruso, el que firmara como Avellaneda, publicó una segunda parte. Esa usurpación fue suficiente estímulo para vencer sus reticencias. Un año después, la segunda parte de las aventuras del enjuto hidalgo pasaban por imprenta. Cervantes, terco como una mula, quiso dejar claro que si la había escrito era, de alguna manera, por una mezcla de orgullo y obligación. Le fue suficiente con una frase puesta en boca del Bachiller Sansón Carrasco: “Nunca segundas partes fueron buenas”. Toda una genialidad, una crítica a las segundas partes en la segunda parte. Un zasca en toda la boca, que diría hoy la chavalería; una patada en su propio culo para patear las nalgas del osado (Cervantes creyó que era Lope) que se atrevió a tomar el nombre del Quijote en vano.

jueves, 27 de abril de 2017

TABACO O BRONQUITIS

En la mismísima Francia, va ya para tres siglos, nació Jean Baptiste Lamarck, el autor ‘Filosofía zoológica’, la primera teoría de la evolución biológica, uno de los cimientos teóricos sobre la que se ha sustentado la Biología. En ese texto, Lamarck afirmaba que las diferentes especies que habitaban el planeta eran la consecuencia de un recorrido evolutivo que partía desde seres mucho más simples. Vamos, que las actuales formas de vida no eran creaciones ni siempre habían sido así. Este biólogo resumió sus postulados con una sentencia: “La función crea el órgano y la necesidad, la función”.  Parece que en el campo de la sociología política, la evolución responde a pautas similares a las de este postulado. Cuando parece que el cuerpo (político) no responde a las necesidades del momento, se genera una nueva función, la de dar cobijo a esa ola de desafectos. Esta función, a su vez, engendra inexorablemente unas organizaciones que sirven como altavoces de dicha desafección.

domingo, 23 de abril de 2017

CHAS Y APAREZCO A TU LADO

Hemos entrado en un bucle infinito, ese ciclo que se repite una y otra vez sin ser capaz de encontrar el camino de salida. Lo que hace una semana parecía negro se emblanquece de la misma manera que entonces se ennegreció lo que llegaba pareciendo blanco. Gira de nuevo el carrusel y cambia otra vez  la perspectiva que se abre delante de nuestros ojos. Da otra media vuelta la noria y nos volvemos a ver cerca del cielo, estiramos la mano, parece que está ahí, que lo rozamos, que las estrellas están a mano. La historia, de tantas veces contada, debería habernos convertido en refractarios a cualquier tipo de ilusión; pero aquí estamos y nadie podrá robar la esperanza, ese mirar la clasificación y contar con los dedos, ese fabular con lo que puede pasar todavía. Hace treinta años –ya treinta años– el dúo Álex & Cristina nos hacía saber que «los sueños no se pueden dominar» y, añado, si son buenos, ¿qué necesidad hay de hacerlo? Puede que lo sensato sea no construir castillos en el aire, vivir presentando el carnet de descreído. Puede, claro, así lo prescribe la razón y lo sugiere la experiencia; sin embargo, es demasiado aburrido.  La verdad es que, bien visto, lo del Real Valladolid tiene su punto de gracia, se está convirtiendo en previsible su imprevisibilidad. Año tras año y no para de tararear el estribillo de la canción citada «cuando crees que me ves, cruzo la pared. Hago ‘chas’ y aparezco a tu lado, quieres ir tras de mí, pobrecito de ti, no me puedes atrapar». Con este equipo ya no sabe uno a qué atenerse. Cuando parece todo perdido, cuando les ves realizar un partido infame, cuando no encuentras argumentos para pensar en logros mayores, hacen ‘chas’, se sueltan un partido por encima de regular, se imponen por insistencia, y aparecen al lado de la promoción. Ahora, esta semana, lo veremos con otros ojos, los del optimismo. Así ha sido varias veces en la última época. Lo malo es que después, al intentar asentar esas buenas maneras, siempre llegó un bofetón. Es como si el alcanzar uno de esos puestos de privilegio le fuera imposible, como si al acercarse demasiado, la promoción le sonriese maliciosamente, se girase esquiva y le recordase que nunca lo conseguirá. Pero ‘nunca’ es una palabra que hace referencia al pasado. Que algo nunca hubiese ocurrido, no implica que no pueda ocurrir. Nunca nadie pisó la Luna es algo que solo se pudo decir hasta que Armstrong pudo lograrlo. Si algo nos enseña el fútbol es precisamente el poder de reilusionarse, de levantarse tras un batacazo, de encontrar un nuevo aliciente. Su historia, la de cada equipo, está plagada de decepciones que no pudieron derrumbar la esperanza de que algún día no fuera a ser así.

jueves, 20 de abril de 2017

EL NINI MUERTO Y EL MOCHUELO PUESTO

Imagen tomada de diariodelviajero.com
Durante unos pocos días al año, en cada pueblo de estas tierras, dos pueblos se superponen: el de ‘el Nini’ y el de ‘el Mochuelo’; el de ‘Las ratas’ y el que emprendió ‘El camino’; el que en realidad es y el que, aunque en alguna ensoñación aparezca, nunca pudo haber sido. Este segundo, en términos numéricos, se impone de forma abrumadora, aunque tan solo en esos pocos días hacen sentir su presencia. El resto del tiempo, la gran parte del año, el silencio sin más recorre las calles. Un silencio locuaz que no para de repetirnos que no está ahí por sí mismo, que su presencia no es más que la ausencia del ruido de la vida.

lunes, 17 de abril de 2017

SIETE PALABRAS

Imagen tomada de Iglesia en Valladolid
No sé por qué, ando barruntando que jamás voy a recibir el encargo de pronunciar el Sermón de las Siete Palabras. Ya, ya sé que no obra en mí ninguno de los atributos requeridos, pero oye, tampoco juego a la lotería y, a veces, cuando el fin de mes acecha con el martillo, pienso que un pellizco me ayudaría a dar ese gran salto que lleva de la penuria a la simple pobreza. Bueno, para eso también pienso en dejar de fumar. A lo que íbamos, dado que nunca me podré encaramar sobre lo alto de una peana en la Plaza Mayor de la capital para este menester, aprovecharé esta ocasión que se me brinda:

jueves, 13 de abril de 2017

EL TREN DE SCHRÖDINGER

Si Erwin Schrödinger hubiera vivido en algún pueblo por el que discurre la línea férrea Valladolid-Salamanca, habría situado su paradoja en el interior de uno de los trenes que vería circular. El físico austriaco, para introducirnos en los misterios de ese arcano que es la física cuántica, explicaba el principio de la superposición –que de forma simultánea, un objeto pueda tener varios valores diferentes de una misma magnitud- con un sencillo ejemplo. Se encierra un gato en un bunker en el que se ha colocado una frágil ampolla llena de gas venenoso. Pasado el tiempo, la ampolla puede haberse roto -y el gato muerto- o no. En esas circunstancias, desde la perspectiva de la mecánica cuántica, el gato estará vivo y muerto a la vez. Hasta que se abre la caja, entonces el gato estará vivo o estará muerto. Pero no las dos cosas.

lunes, 10 de abril de 2017

NI DESCANSO, NI PAZ

No son pocos los que pretenden tomarse a broma su propia muerte y dejan constancia de ello con epitafios mordaces inscritos en sus lápidas, pero ninguno ha sido capaz de superar el humor tan sintético como corrosivo de la primera persona que decidió dedicar a un cadáver la fórmula del ‘descanse en paz’. Con tan solo tres palabras tuvo de sobra para definir la vida por contraposición: ese escaso tiempo que tenemos en el que el descanso es efímero; la paz, inconstante y la posibilidad de realizar el uno con la otra, una quimera. Vamos, que el desconocido autor de ese DEP, en el trance de la cercanía de su fallecimiento, bien podría haber escrito un AOQ –ahí os quedáis–, y haber añadido «que yo, por mi parte, terminé de sufrir». Bien pensado, sin embargo, no es malo que la vida sea así, una continua zozobra, un ir y venir compartiendo camino con lo inesperado. Precisamente por eso, siempre me sorprendieron dos afanes humanos aparentemente opuestos pero que respiran el mismo aire contaminado: la visión estática de la sociedad. Tanto da los que defienden el modelo en el que viven entendiendo que sus fallas son un mal menor como los que presentan una alternativa ideal a la que se aspira a llegar para, una vez alcanzada, permanecer en ella eternamente. Los primeros pretenden poner puertas al campo; los segundos, cambiar la fisonomía del campo para vallarlo después. Pero no hay tal; por más que Kant teorizase tratando de encontrar pautas que sirviesen para alcanzar una paz perpetua, la realidad demuestra que en la práctica no existe nada imperecedero, que los seres humanos no nacen aprendidos, que los logros sociales hay que reconquistarlos cada día y cada día de diferente manera, que lo que ayer valía, como el ábaco, hoy solo sirve para rellenar espacio en un museo antropológico. 

jueves, 6 de abril de 2017

LA VIDA ESPULGADA

Imagen de Luis Grañena, ctxt.es
Susan Sarandon interpretó el papel de la señora Prejean, una monja estadounidense que vive empeñada en la abolición de la pena de muerte, en una película de Tim Robbins que en España se tituló, precisamente, ‘Pena de Muerte’. En ella no se gasta apenas un fotograma en alentar el sentimentalismo, no hay espacio para debates coyunturales. La condena capital no es cuestionada por su irreversibilidad en caso de error, no; la discusión se plantea ‘a pelo’ sobre lo que supone institucionalizar la venganza, sobre lo que significa el hecho de que una sociedad se arrogue la potestad de quitar la vida a una persona por más que sus actos hayan sido perversos. Para lograr este objetivo se nos presenta a Matthew Poncelet, un condenado a muerte maravillosamente recreado por Sean Penn, que no deja ni un solo resquicio para la lástima, no admite compasión. Se debate en términos éticos sobre el derecho a la vida de una persona dejando al margen cualquier grado de empatía.

lunes, 3 de abril de 2017

SEGUNDO PRINCIPIO DEL DESBARAJUSTE

Imagen tomada de aliciagalvan.com
Los que de química saben mucho dirán que no es exactamente así, pero los profanos en la materia asociamos el término ‘entropía’ al desorden. El resultado de esta medida indica cuánto hay de desbarajuste en un sistema. Cuanto más caos, mayor será su valor. La habitación de un adolescente, por ejemplo, tendría una entropía muy alta. Claro, lo complicado es encontrar la forma de medir ese desorden. Esta variable lo hace en función de medidas probabilísticas –de azar, vamos–, de forma que cuanto más probabilidades haya de que algo ocurra de forma natural mayor será la entropía. Y de forma natural todo el mundo sabe que una habitación por sí misma no se ordena. Una pena, pero es así. Lo malo es que en cualquier sistema aislado, la entropía no deja de aumentar hasta que llega al equilibrio, esto es, a la posición que cuenta con mayor número de probabilidades. Esta noticia tampoco es buena para las personas que se encargan de apilar latas en los grandes almacenes, pero intuitivamente ya lo saben: es fácil que las latas de tomate frito apiladas en forma de pirámide caigan al suelo, rueden y se repartan a su libre albedrío por todos los pasillos, pero muy complicado tirarlas a los pasillos y que ellas solas, en algún momento, se apilen formando una pirámide. El Universo se comporta de forma parecida a la habitación del adolescente o  a la pila de latas, lo que da lugar al segundo principio de la termodinámica, el que afirma que su cantidad de entropía crece, crece...