martes, 26 de marzo de 2024

EL INTERÉS DE LA ZONA

El tedio, propensión de la que el cineasta pretende huir al abordar sus películas, se transforma en la clave emotiva que plantea Jonathan Glazer para desarrollar ‘La zona de interés’. Cada escena muestra la aburrida cotidianeidad de una familia, sus conversaciones triviales, sus cuidados del jardín, sus legañosas sonrisas al despertar, sus besos de buenas noches… Una familia absolutamente convencional, de las que cualquier vecino atestiguaría al periodista que le interroga tras un hecho truculento que ‘parecían buena gente’. Interés, per se, nulo hasta para el más puntilloso de los voyeristas. El desasosiego que provoca la visión parte de lo que no se muestra, de lo que sin aparecer en el cuadro percibimos que ocurre. No son necesarios ni los indicios -chimeneas, gritos-; de antemano nuestra cabeza nos refiere la historia colateral.