Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
En la mismísima Francia, va ya para tres siglos, nació Jean Baptiste
Lamarck, el autor ‘Filosofía zoológica’, la primera teoría de la evolución
biológica, uno de los cimientos teóricos sobre la que se ha sustentado la
Biología. En ese texto, Lamarck afirmaba que las diferentes especies que
habitaban el planeta eran la consecuencia de un recorrido evolutivo que partía
desde seres mucho más simples. Vamos, que las actuales formas de vida no eran
creaciones ni siempre habían sido así. Este biólogo resumió sus postulados con
una sentencia: “La función crea el órgano y la necesidad, la función”. Parece que en el campo de la sociología política,
la evolución responde a pautas similares a las de este postulado. Cuando parece
que el cuerpo (político) no responde a las necesidades del momento, se genera
una nueva función, la de dar cobijo a esa ola de desafectos. Esta función, a su
vez, engendra inexorablemente unas organizaciones que sirven como altavoces de
dicha desafección.