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Foto El Norte de Castilla |
Los gentilicios arrastran consigo el peso de todos los tópicos. En un
principio, estas palabras actuaban como simples adjetivos que se limitaban a
informar del lugar de procedencia de las personas o cosas referidas. Poco a
poco, a medida que a dicha ascendencia se le atribuían determinadas
características que (al parecer) debían de ser inherentes a ese origen, los
gentilicios comenzaron a encerrar en sí toda una serie de informaciones
inexorablemente adheridas al lugar de nacimiento. De
esta manera, cuando de alguien nos dicen que es de un determinado sitio,
inmediatamente asumimos que esa persona es así, asá, tiene un gran sentido del
humor, es muy seco, en sus bolsillos viven cocodrilos o no sabemos si sube o
baja cuando está en una escalera. Así las cosas, no pocas veces, el
gentilicio deja de ser un simple adjetivo para adquirir categoría como
sustantivo. En una u otra función sintáctica, en el lenguaje coloquial, estas
palabras atribuyen a cada sujeto los estereotipos que hemos ido interiorizando.