miércoles, 30 de diciembre de 2020

NO IR NO ES ‘NO IR’

Nadie, ni la mejor de las actrices, refleja en su rostro a la vez dos emociones antagónicas con la naturalidad de una madre educada en el tronco del siglo pasado. Así, sin aspavientos ni imposturas, con los matices de una simple mirada es capaz en el mismo instante de reñirte y alegrarse por tenerte delante; de hacerte saber, además, que ambos sentimientos son profundos y sinceros. Tu padre asiente, comparte, pero la gama de colores de su paleta es menos fina.

No hubo festejo, ni seguramente cuerpo que lo hubiera aguantado. La incertidumbre, el desasosiego, son como banderillas clavadas en lo alto del morrillo: desangran, achican la fuerza, laminan la moral. No vas porque no vas, qué les voy a explicar, pero una cosa es ‘no ir’ y otra, no ir; una cosa es no celebrar y otra, no ver. Medina. La bici, mi bici. Rasueros. Saludo desde el corral. La mirada. Todo dicho. Más pedales. Arévalo. Hasta la energía parece otra.

Ya en el tren, piensas en un año atrás. Hubiera sonado a increíble el relato de todo lo que hemos vivido. Al fin, el 20 tiene de bueno que acaba; de mejor, que viene otro, que la vida sigue, que en ella estamos. El 21 se abre con la esperanza de la vacuna. Pero de ya, una polémica: a parte de la oposición le parece mal que en la caja de las inyecciones aparezca el logo del gobierno. El dedo, la Luna. No sé si les cabrea que se perciba mayoritariamente como bueno o que haya una bandera colocada por otros. Más adelante, ya sabemos: si la vacuna es eficaz será a pesar del gobierno; si la cosa sale mal, habrá sido por su culpa.

Que en 2021, la mirada de mi madre, la de todas las madres, sea solo de alegría. Y si han de reñir, que no sea por vernos.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 30-12-2020

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