jueves, 31 de diciembre de 2020

VERBOS ACABADOS EN ‘VIR’

De subir: el Pucela subió en aquella primavera del 18 cuando nadie daba un duro por el ascenso. El irregular periplo de aquella temporada estampaba en la clasificación el nombre del Valladolid fuera de cualquier puesto con opciones. Entonces llegó Sergio. Parece que ha pasado una eternidad; mirado en perspectiva, fue casi ayer. La historia de estos mil días es de sobra conocida.

De concebir: Sergio concibió una idea de juego que se sustenta en la quietud, en que en el rectángulo ocurra cuanto menos, mejor. Si de ese poco, algo nos beneficia, miel sobre hojuelas.

De prescribir: prescribe. Es su responsabilidad. Son sus decisiones. Ha sido eficaz si medimos en términos resultadistas.

De prohibir: prohíbe aventuras estériles en el terreno de juego. Ahí, todos juntitos, más pendientes de evitar que de proponer; le sacan de quicio los riesgos si el equipo no está bien pertrechado.

De cohibir: cohibió, al menos eso parece, el impulso creativo de algunos jugadores. Justo a esos que más nos entran por el ojo, más les ha costado conseguir minutos. Sí, también hablo de Toni.

De percibir: los jugadores perciben un puntual salario. No es poco. Mil días atrás, la solvencia, incluso el futuro del club, no estaba garantizada.

De recibir: todos, jugadores, técnicos, directivos, reciben toda suerte de críticas. Los aficionados, los periodistas, somos así, de lengua fácil. Es ley de vida. Eso sí, entre col y col, algún halago cae. 

De sucumbir: Sergio sucumbirá a la fuerza de los resultados. Algún día cederá el puesto, pero no será por su voluntad, ni por el dictamen del griterío en las redes sociales.

De escribir: escribo partido tras partido. Por momentos, me cuesta saber, de iguales que son, dónde acabó uno y comenzó el siguiente.

Ya ven, todos los verbos acabados en ‘bir’ se escriben con ‘b’. Pero no faltan las excepciones.

Servir: el juego del Pucela sirve para ir arrancando puntitos de uno en uno. Rara vez tres. De momento ha sido suficiente para conseguir, más allá de aquel ascenso, un par de permanencias.

Vivir: todos hemos vivido este año un poco menos. El estadio (casi) vacío fue un clásico hasta esos mil días atrás. La ilusión volvió a llenarlo. Ahora, el vacío total y el silencio de la grada son la imagen y el sonido más potente de estos tiempos extraños en los que toca sobrevivir. 

Hervir: Hervías. El descubrimiento de la temporada. Hasta el dorsal delata el imprevisto. El 11 es número de extremo izquierdo. Pablo Hervías nunca terminó de consolidarse por más que nos regalara chispazos centelleantes. Y ahora, que parece que lo consigue, lo hace ocupando el puesto antagónico. ¿Quién lo iba a decir cuando al inicio de la temporada llegaron a coincidir en plantilla 3 especialistas del lateral derecho?

Pablo Hervías, del verbo hervir, ha aprendido que ha de llegar a la línea de fondo contraria donde puede que no saque más que un billete de vuelta hacia la línea defensiva. Toca levantarse y correr.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 31-12-2020

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