EFE |
De repente, el protagonista secundario Siria aparece en la escena mediática devorando toda la pantalla. Un conflicto cruento -pero olvidado ante la relevancia adquirida por la guerra ruso-ucraniana y el machacón ensañamiento israelí en el avispero palestino; un enfrentamiento (en realidad, una serie de ellos compartiendo el mismo territorio) arrinconado en nuestro cerebro al haberlo considerado una disputa menor en comparación con el riesgo expansivo de que los bélicos aconteceres citados no fueran más que el preámbulo de un conflagración de escala mundial- nos desasosiega en su irrupción y nos desconcierta con informaciones de incierta aventura: la certeza de la Guatemala que huye se enturbia ante el riesgo del advenimiento de un Guatepeor.