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En la noche del sábado 13 de junio de 2015 Girona estaba de fiesta. Dos días atrás, el equipo de la ciudad se había impuesto rotundamente en tierras mañas al Zaragoza por 3 goles a 0. Muchas conversaciones de bar en aquella noche preveraniega derrochaban optimismo, las copas chocaban y se brindaba con un 'esto está hecho, que pase el siguiente'. El día de después, a la taurina hora de las cinco de la tarde, habría de ser el de la confirmación. Montilivi estaba preparado para la celebración. Dos horas después se hizo el silencio. El Zaragoza se impuso por 4 tantos a 1 y se clasificó para la ronda definitiva. Allí estaba, bien hará en recordarlo estos días en el vestuario, Jaime Mata.
Más próximo en el tiempo y también en el espacio queda en la memoria la tarde del domingo 3 de diciembre del año pasado en Zorrilla. En el descanso, entre bocadillos y botas de vino, se preveía una tarde tranquila para el Real Valladolid. Un botín de 2 goles en la primera parte no es material desdeñable. La derrota estaba tan lejos como a 3 goles de distancia en el corto lapso de tres cuartos de hora. El Numancia logró voltear el partido, recoger 3 puntos y llevárselos a Soria. 7 años antes, también en diciembre, se enfrentaban los 2 mismos rivales aunque esta vez en tierras sorianas. Faltaban apenas media docena de minutos para el final y el marcador lucía un 3 a 1 favorable para los vallisoletanos. Tiempo más que suficiente para marcar 1, 2 y 3 goles ante la estupefacción del rival al comprobar como allí en lo alto se veía el 4-3 definitivo.
Y es que festejar antes de hora no suele ser buena costumbre; más que nada porque, entre copa y copa, salto y salto, beso y beso, aprovechando la distracción, se puede escapar la que pensábamos asegurado y quedarnos después con la misma cara que el mozo que iba a casarse con Elaine Robinson cuando esta huyó de la iglesia instantes antes del previsible 'sí, quiero' en busca de Benjamin Braddock en el apoteósico final de 'El graduado'. Cuando parece que todo está hecho, todo está aún por hacer. Vamos, que existen situaciones en las que la única manera de poner en riesgo un logro aparentemente conseguido consiste en pensar que ya está conseguido. Esperemos a que finalice el partido del sábado, tiempo habrá después para festejar. Y de aplaudir a un dignísimo rival.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 14-06-2018
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