Pero volvamos al que no nos toca ni de refilón. Al parecer,
ellos (y sobre todo ellas) son víctimas de una especie de maldición de la que
nos sentimos inmunes. Su historia, su geografía, su religión… Pero no. Basta
echar la vista atrás unos pocos años para comprobar que, no hace tanto, el hoy
les era impensable. Algunos huyendo del horror encontrarán acomodo –si cabe tal
palabra una vez vivido lo vivido- en nuestra tierra. Los de una cierta edad
podrán explicar cómo ha ocurrido Afganistán. No somos conscientes del valor
político de la suerte recibida en el dónde y el cuándo te toca nacer.
Además de geográficamente, nos sentimos distantes en el
tiempo. Con cierto aire fútil, como para recrearse en que dicho riesgo ya lo
tenemos superado, se escribe que aquello es un retorno a la Edad Media. Resulta
que queremos ver un pasado y a lo mejor se nos muestra un futuro. Nada está
escrito. La forma más simple de perder algo consiste en asumir que ese algo ya
está indefectiblemente logrado.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 25-08-2021
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