Foto: Carlos Gil-Roig
Hemos interiorizado aquella proposición expuesta al
modo de una identidad algebraica que asevera que la comedia es igual a tragedia
más tiempo. El aforismo se atribuye al escritor (y humorista) Mark Twain
aunque, años después, en la película 'Delitos y faltas', Woody Allen puso la
frase de marras en boca de Lester, personaje interpretado por Alan Alda, el
eterno capitán protagonista de la serie MASH. Falta por definir el tiempo para
cerrar la cuestión. Ernst Lubitsch entendió esa cantidad indeterminada como un
ligero intervalo entre el hecho trágico y el humor, de forma que en 1942, solo
tres años después de la invasión de Polonia, en pleno apogeo de la Segunda
Guerra Mundial, con un Adolf Hitler aún encaramado en el pedestal del poder,
presento 'Ser o no ser', una película que relata el trabajo de una compañía de
teatro para llevar al escenario la obra 'Gestapo', una invectiva contra los
nazis. En otros casos, por menor talento de los autores que el de Lubitsch,
menor tolerancia de la sociedad o mayor conciencia y percepción del daño
provocado por un hecho, el tiempo transcurre sin que el drama dé el paso
transformativo.
De alguna forma, la tremebunda temporada del Real
Valladolid ha anunciado desde tan temprano el resultado de su lamentable
quehacer, que la consciencia del trágico resultado se asumió ya muchas fechas
atrás. Tanto, que, aún en plena competición, ha transcurrido tiempo suficiente
para que el desastre deportivo alimente alguna chanza. Al fin y al cabo, reírse
de uno mismo sirve como terapia para cicatrizar las heridas del alma. Sea el
caso, bromeaba un amigo con el hecho de que el partido se jugase en lunes.
–A priori, mal horario. Dadas las circunstancias
–apuntaba el colega–, podría considerarse bueno porque el Pucela no podría
estropear el fin de semana.
Sea otro, en un bar, cuando un cliente apuntó el 1
quinielístico como pronóstico del Atleti-Pucela, la dueña del establecimiento
le refirió que esta jornada todo el mundo había puesto a ganar a los
colchoneros. El apostante, insinuando una sonrisa que se peleaba con la pena,
se encontró en la obligación de apostillar.
–O todo el mundo ha puesto a perder al Pucela.
Pues pese a la condena de antemano, los blanquivioleta han soltado a
orillas (iba a escribir del Manzanares) de la M-40 un encuentro más que digno,
tanto que al pie del minuto setenta vislumbraba alguna posibilidad de puntuar.
Ensueño del que despertó por pisotones a jugadores de ese grande empeñado en
lucir como pequeño. Sus aficionados captarán la gracia, pero a este menda, pase
el tiempo que pase, el juego propuesto por Simeone le resulta trágico. Se aculó
ante el Pucela. Ante este Pucela. Me hizo pensar que, cualquier día, el once
rojiblanco, permanecerá en el campo guarneciendo su portería como Sam Bartram,
aquel portero del Charlton Athletic que el día de Navidad del 37, en un partido
ante el Chelsea, se mantuvo bajo los palos pese a que el árbitro había
suspendido el encuentro debido a que la niebla imposibilitaba la visión. La
diferencia consistirá en que Bartram estaba seguro de que su equipo dominaba
mientras los del Atleti creerán que el rival despliega un juego poco incisivo.
Aun así, ganaron. ¡Qué fácil es el fútbol contra este Valladolid!
Publicado en El Norte de Castilla el 16-4-2025