A punto de cerrarse el plazo para la
confección de las plantillas, el Real Casa está a punto de realizar su último
fichaje por esta temporada. Los recelos que despierta entre la siempre maleable
afición han pospuesto la firma del millonario contrato. Unos no creen que se
adapte a las necesidades del equipo, otros que se debería apostar por la
cantera nacional, algunos que no aparecen títulos en su currículum e incluso se
oye que la responsabilidad del equipo cuando se retire el actual capitán no
debería caer en quién caerá sino en quién nació antes ocupando así Marichalar
el puesto del futuro fichaje. Por el contrario los que defienden tal
contratación argumentan que viene avalado por el jugador del equipo con el que
compartirá habitación y la decisión corresponde a los técnicos ya que las
aficiones se guían más por el corazón que por la cabeza. Lo único cierto es que
la, hasta ahora, creciente afición del club ha surgido de los éxitos aparentes
del equipo y que, por su evanescencia, una racha de mal juego puede que pueble
las gradas del equipo rival: el Atlético República.
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