Las valoraciones de
las noticias que tienen capacidad para sobresaltarnos se convierten en un
retrato fidedigno de quien las emite, porque siempre pillan con el pie cambiado.
Es más fácil salir al paso con un comunicado oficial en el que la fina hipocresía
encubre la bajeza de los verdaderos propósitos. Cuando toca lidiar con la cruel
realidad a pelo, sin retóricas prefabricadas, a muchos se les ve el descosido
ético.
La muerte de una
niña de tres años en nuestra actual sociedad es, por fortuna, una de esas
noticias que nos aprietan el corazón. Digo por fortuna debido a la infrecuencia
del hecho y a que aún conservamos ese corazón con capacidad para encogerse.
Anne Ganuza vivía en La Puebla de Arganzón, un municipio enclavado en el
Condado de Treviño, territorio burgalés inserto en la geografía alavesa. Un
pueblo a medio camino entre dos hospitales, uno vasco y otro de Castilla y León.
Una mala valoración de quien fuese (habrá que investigar quién tomó la decisión
y por qué) le privó de una ambulancia pero, a buen seguro, la errónea decisión
se atuvo a criterios médicos: no previeron la gravedad y le dijeron que usase
el cauce habitual. Anne murió y se desató la tormenta. Aitor Esteban, PNV, dio
la espalda al dolor inherente al hecho y aprovechó las aguas para darse un
baño: "Si Treviño hubiera estado integrado en Álava no estaríamos hablando de
esta desgracia". Otra vez la frontera como excusa para tirarse los trastos a la
cabeza. Pero no lo mejoraron algunos titulares de prensa con la misma intención
pero desde la otra trinchera: Muere una niña a la que se le negó una ambulancia
vasca. Pues eso, vascos asesinos, dicho así que algo queda. Y si aprovechamos
la rabia para alimentar el odio, doblemente bien.
Anne ha muerto y
eso no tiene remedio, lo que sí lo tiene es que se repita otra vez el caso, me
da igual si Treviño es de allá o de acá, como me da igual dónde ubiquen mi
pueblo si hay un hospital, un colegio…a mano. Que no se vuelva a repetir. Anne
nos ha desnudado. Acabo de escribir y, como padre, solo me queda dolor pensando
en los suyos.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 20-03-2014
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