jueves, 16 de octubre de 2014

Y HASTA AQUÍ PUEDO LEER

Anda Mayra Gómez Kemp presentando el libro de sus memorias al que ha intitulado con aquella frase que ella misma hiciera célebre en los años ochenta del siglo pasado (¡cómo suena eso del siglo pasado!) cuando era la presentadora del televisivo Un, dos, tres: ‘Y hasta aquí puedo leer’. Un hasta aquí que marca un límite, esa línea que dificulta el paso hacia el otro lado, una barrera que, cuando hay que enfrentarse a ella, muestra una perfecta fotografía de los merodeadores. Uno de esos ‘hasta aquí’ se encuadra en el terreno de las relaciones personales, son esos agradecimientos debidos que impiden a quien corresponde tomar las decisiones precisas, ya que obligarían al susodicho a prescindir de las personas que más han contribuido a la propia carrera. Llegados a este punto existen, al menos, dos salidas dignas: tomar las decisiones pertinentes relegando a quien fuera un aliado imprescindible o quitarse uno mismo de en medio allanando el camino para que otros lo puedan hacer.
En el primer caso se corre el riesgo de haber creado a tu mayor enemigo, en esto, como en el amor, el odio se esconde a la vuelta de la esquina. Para el segundo se hace necesaria una grandeza impropia de nuestros actuales gobernantes aunque tengan un ejemplo cercano, el Papa Ratzinger, que cuando llegó a ese territorio farragoso de lo personal  que le impedía avanzar en la depuración de la curia vaticana indicó el camino a su sucesor y se retiró. Mariano Rajoy no es de este pelo, él prefiere sentarse esperando que escampe. A los enemigos los tritura con la boca cerrada, a los amigos los protege callándose. Todo lo que está aconteciendo con esto que podríamos denominar ‘caso ébola’ define al personaje, desde la inacción cuando la enfermedad parecía cosa de negros de los de allá, hasta la acción irresponsable de sus subalternos envuelta, faltaría más, en su cómplice silencio. No esperemos más, Rajoy es rehén de todos los que le han ayudado a permanecer toda la vida en alguna poltrona. A ellos se debe, a los demás nos leerá solo lo que cree que deba para que nos conformemos con la calabaza Ruperta. 



Publicado en "El Norte de Castilla" el 16-10-2014

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