miércoles, 24 de marzo de 2021

SIN EMOCIÓN DE CENSURA

Era lunes, y aquí, por apenas pasar, los lunes solo pasa el lunes. Y el de esta semana ya pasó, y lo hizo sin más pena que la de cualquier viernes de Cuaresma, con menos gloria que la de un domingo de los corrientes. A nada de los 500 años de la efeméride comunera, pasa que se suceden unos tras otros reyes bastardos y regentes falaces. Mientras, languidecemos añorando una junta, aguardando un capitán, sin haber aprendido que una junta, un capitán, son solo el reflejo de la voluntad de ser hacia el futuro, una metáfora que nunca se encarnará si no la levantamos, si no la sostenemos.

En este entratanto, la salida del guion que supone una moción de censura no llegó ni a giro argumental. Nació muerta, aunque hubiera prosperado, por una circunstancia esencial: no tuvimos nada que ver, nos la decidieron. En Castilla y León hay autovías porque pillamos a medio camino entre Madrid y cualquier lado y hubo moción de censura porque, entre cualquier lado y Madrid, fuimos el siete de bastos en una baza de brisca.

Ciudadanos, en boca de su portavoz Castaño, -“déjenos morir en paz”-, asumió su realidad pero no atinó en la forma. El certificado de muerte está preparado, pero no será en paz: darán tanta guerra como voluntades haya por recolocarse. En este estertor en que los aún compañeros se miran de reojo, se recuerda que la peor traición es la que se hace uno a sí mismo. Para Ciudadanos ya es tarde.

Para Podemos, al menos en esta tierra, nunca fue pronto.   

El PP sonríe. Vox, a su espalda, disimula la carcajada.

Llama mi madre, si hay noticia en el pueblo es que ya son uno menos. Era lunes, y aquí, por apenas pasar, los lunes solo pasa el lunes.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 23-03-2021

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