lunes, 16 de agosto de 2021

VARIANTES DE ASUNCIÓN

No me habitúo. No tengo aún el cuerpo dispuesto para meterlo en estas harinas. Son, deberían ser, tiempos aún de probaturas. Ya amainará el calor, las noches se impondrán paulatinamente a los días, abrirán las escuelas y sería el momento de que esto del balompié fuera ya todo lo en serio que puede ir. Pero no, el negocio es el negocio, hay que estirar el chicle y todo urge. De forma que, en fecha tan extemporánea, el crupier lanza al aire su 'no va más', la pelota está rodando, los partidos ya valen puntos. Y no podía haber sido en fecha más simbólica por estos lares, un 15 de agosto, fiesta -si hubiera- en media provincia, jolgorio al que acudirían los de la otra media.

No estaría mal, por hacernos alguna ilusión, que el simbolismo de la fecha se extendiera, que si se arranca un día de la Asunción, se emprenda un camino que eleve al Pucela hasta el cielo. Los primeros compases así apuntaban. Por empaque, pese a que el marcador tardase en recalcar el diferente peso, se palpaba la superioridad blanquivioleta. Parecía cuestión de tiempo que el triunfo quedase certificado. Y más cuando el marcador dio la razón al verde cabezazo de André mediante.

Pero de repente algo cambió. Bueno, hubo cambios y todo fue diferente. Pacheta -ya toca pasar de la palabra a los asuntos- retiró a Toni. También a Mesa, pero retiró a Toni. Asunción es también la acción y el afecto de asumir. Y en eso estamos, en plena asunción de que cuando escuchamos 'estamos ante la hora de Toni', tenemos que entender que 'la hora' no se refiere a ese momento en el que se le entregan las llaves sino al tiempo justo que tiene por delante. Sesenta minutos y a la caseta. Es una pena que uno no crea en karmas, destinos y similares que relacionan la conducta con las consecuencias; de lo contrario, afirmaría rotundamente que los hados dieron la mano a los aficionados que no sabemos de fútbol pero que entendemos la diferencia entre el juego y la metalurgia. Fue irse y recibir el gol.

Dado que la remembranza de la fecha se va más a las peñas que al estadio, me viene a la cabeza que Asunción es también el nombre de la mujer dueña de aquel vino que ni era blanco ni tinto ni tenía color. Muy como el juego del Pucela tras el empate: inodoro, incoloro, e insípido. Si me permiten el juego, tras el cambio, y sin poder achacar el bajón al futbolista jiennense, fue media hora de un Real Valladolid aguado. Y eso que nos conformábamos con media de vino para el porrón. Menos mal que acabó sin males mayores.

Seamos positivos. Asunción es la capital de Paraguay y para guay, la temporada que se presenta, con su ascensión final.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 17-08-2021 

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