En este estadio, las organizaciones políticas han mutado en agencias que aspiran al contrato mayor, el que más poder les proporcione, el que conseguirán convenciendo a más compradores. Así, los mensajes que lanzan son poco más que eslóganes publicitarios, frases gruesas o huecas, caricatura del oponente o nadería. Entendiendo poder por poder político, tampoco vayamos a pensar que lo es todo. Algo hay, por supuesto, pero menos del que ellos mismos nos hacen suponer.
Sus discursos son de tal simplicidad, los citados arriba
sirven de ejemplo, que no sé si los protagonistas son menos de lo que se creen
o consideran que mostrar su verdadero nivel intelectual les alejaría de la
multitud.
Sus discursos, condensados, se limitan a una frase de las
que adornan las tazas de regalo que se venden a dos euros en los mercadillos. Lo
racional ha sucumbido ante lo emocional, que es lo que vende. Vale que la razón
de la razón sea demasiado fría y, para salir de la academia, requiera de
pasión, pero como complemento, no como asesina.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 06-10-2021
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