Basta con repasar la historia reciente de España para cerciorarse de la enorme cantidad de espacios de intersección en los que unos y otros –y muchos que eran a la vez lo uno y lo otro- ponían en común sus aspiraciones y trabajaban por ellas. A un amigo, joven nonagenario, se le escapaba una sonrisa cómplice recordando la frase de un brindis de confraternización en tiempos de clandestinidad que reflejaba a la perfección este vínculo: “juntos hasta la muerte, pero ni un paso más”.
Basta con repasarla, también, para encontrar enormes desencuentros
entre sectores militantes del ala más a la derecha de la derecha con sectores
de la Iglesia que alcanzaban al cardenalato - aquel ‘Tarancón al paredón’-,
incluso al papado, ya no el actual, tampoco Pablo VI gozaba de la simpatía de
este flanco. Al final tiene lógica, en el nacionalcatolicismo, ‘catolicismo’
ejerce de adjetivo. La obediencia a Roma no es obediencia sino provecho, solo
se da cuando escuchan lo que pretenden. Otro amigo, sacerdote secularizado, comentaba que se hablaba mucho del
anticlericalismo de la izquierda, pero que nadie quería recordar el de la
derecha, que ojito.
A mí, entendiendo
que por el aire dado a la entrevista esta escapó del ámbito personal, solo me
interesa el ‘qué’. Sin desgranar el contenido, el resultado no pasa de
figuración o encubrimiento de lo acordado.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 15-12-2021
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