En el Valladolid, sin embargo, la de central se ha convertido en una profesión eventual, precarizada, contingente,... Huelga repetir que el más asentado, el de mayor proyección, Boyomo, optó (¿tuvo que optar?) por otros destinos. Javi Sánchez se aburre contando sus episodios incapacitantes. Juma Bah, hasta la víspera un desconocido, con apenas un partido en el filial, asumió de sopetón marchamo de titular. Cömert y Cenk, por trayectoria, movimiento, coyuntura y carta de presentación, generaron desconfianza y fueron tildados de mal al que agarrarse en espera de la apertura de un nuevo mercado que habría de convertirles en vaga pesadilla. Juric retrasó unos metros su ubicación; tal vez por idoneidad anatómica, por afinidad posicional, fue el elegido cuando no hubo jugador específico al que recurrir. Bueno, quedaba David Torres, pero por zurdo, por joven, por tierno, por blando, por esto o por aquello, Pezzolano le ha colocado en el escalafón justo dos renglones por encima del cuadro de meritoriaje.
...Y de riesgo. Como si una maldición trabajase a destajo, uno detrás de otro va ocupando plaza en la enfermería. Y eso que aún no han llegado las nieblas, ni el invierno ha removido sus vientos víricos, ha extendido sus fríos entumecedores.
Hein, guardaespaldas de los guardaespaldas, obligado a intimar con sus centrales por el imperativo de pasarles y recibir de ellos la pelota, se va a alborotar. Tanto ajetreo supondrá que las inmediaciones del área le parezcan una zona de quedada; que el año de aprendizaje en Pucela derive en una sarta de nuevas relaciones similar al de cualquier universitario de Erasmus.
Al menos, esta vez, entre uno y otros no han permitido que, junto a la Real Sociedad con su Becker, volvieran las oscuras golondrinas.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 22-09-2024
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ResponderEliminarBien Joaquín. Saludo
ResponderEliminarGracias 🫂
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