martes, 21 de octubre de 2025

LA DECISIÓN DEL ASNO

 

Foto:AFP

Hace apenas un mes, al pie de otro café, traje a colación ‘El tren’, la película que John Frankenheimer dirigiera en 1964. Y no, la reflexión propuesta entonces no se atenía al atolladero pucelano que ha derivado en el empantanamiento de una ciudad ahora sin agua ni heno, sin soterramiento ni integración. Muerta a la vez de sed y hambre, pero, a diferencia del burro de Buridán, no por la indecisión de un asno. Que aquí, a este respecto, las decisiones resultan muy decididas, además de hiperbólicamente defendidas, ergo muy interesadas. Pues no. Y la de hoy, tampoco. Que bastante se ha escrito ya. Con nulo efecto como ocurre siempre que la palabra se topa ante una voluntad encallada, ergo interesada.

Ceñía entonces el razonamiento al colofón de la película, al arrebato elitista del oficial nazi que desmonta, precisamente por salir de su boca, el argumento de que la adquisición de una mayor cultura nos convierte necesariamente en mejores personas. Corresponde hoy regresar al comienzo del filme: el imperativo saqueo del Museo del Louvre por las tropas alemanas destacadas en París. No sé -supongo que no- si por inspiración en la obra, pero el museo parisino ha sido objeto de otro saqueo siquiera parcial. De película, se lee en algún titular. Pero ya sabemos que la realidad siempre termina superando la ficción. Sin precisar además de las trampas narrativas que facilitan los guiones a estos descuideros de postín.

El robo a la galería ocupa un espacio en la actualidad que relega en los informativos a los expolios que, ante nuestros ojos del presente, se producen o con los que se amenaza. El tren de la película transportaba los cuadros objeto del intento de usurpación; el despojo cierto, empero, se producía a las gentes de los lugares por los que circulaba el convoy. Y, en paralelo, por los mismos, en otros lugares diseminados por el mapa.

Del robo de las nueve joyas del Louvre resalta la espectacularidad, la aparente -comprobamos que no- imposibilidad. Aterra sin embargo la naturalidad con la que asumimos los expolios de verdad. Como otro espectáculo, no solo posible, ineludible.

Publicado en El Norte de Castilla el 21-10-2025


  

 

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