La línea que separa la genialidad de la impostura es demasiado tenue, al menos mientras no haya nadie capaz de desenmascarar al impostor. Es tan porosa la frontera que aún hoy no sabría decir si Tony Leblanc tomó el pelo a media España o demostró que el hambre estaba arraigado en el imaginario colectivo del español medio cuando se atrevió a sentarse delante de una cámara con un cuchillo y una manzana y, sin más, pelar y comer la fruta. La gente reía a carcajadas. Probablemente él rio más. El ver la cara de un hombre feliz ante la tesitura de llenar el estómago, o satisfecho tras hacerlo, produjo en los espectadores una hermosa empatía, una sonrisa complaciente que ponía de manifiesto la sensación de que los tiempos del hambre parecían haber pasado.
No sabré si un hombre pelando a una manzana es la sublimación del monólogo del absurdo y colocar a Tony Leblanc al nivel de Ionesco, Beckett o Pinter, o considerarle un jeta. En uno u otro caso, es de agradecer que la escena durase dos minutos frente a los más de 90 que hemos aguantado en Zorrilla viendo pelar manzanas. El único consuelo es que la manzana de los tres puntos se la comió el Real Valladolid.
Tres puntos cazados con un tiro seco, a bocajarro, disparado con tanta violencia como la que llevaba el cartucho que Ovidi Montllort descerrajó en la nuca de Lola Gaos por querer interponerse entre él y la mujer que amaba. Ese plano es el epílogo de ‘Furtivos’, la película con la que José Luis Borau demostró que el cine tiene poder para agitar el sueño de esos biempensantes poco acostumbrados a enfrentarse a un destino trágico y real, a hechos perversos ejecutados por quien no tiene un ápice de maldad pero que, al sentirse acorralado, no encuentra otra salida.
Leblanc utilizó la comedia para exponer nuestras miserias, Borau profundizó en el espíritu del hombre para decirnos que puede ser el más terrible cazador de sí mismo. Ambos han cerrado su vida casi a la vez para mezclar alegrías y penas en la misma coctelera. En la Pucela futbolística, saboreamos más de las primeras, pero ¡ojo! pueden ser impostoras.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 25-11-2012
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