jueves, 10 de enero de 2013

HUELGAS INOCUAS

Las personas que reciben un salario por su labor no hacen otra cosa que vender su trabajo. Dado que no tienen otra posibilidad, llegada una situación de conflicto, la única herramienta disponible es ese trabajo que ponen en venta. Es tan simple como comprender cualquier mecanismo de intercambio. Cuando una parte entiende que en el pacto sale perdiendo porque hay un abuso de poder, toma medidas para buscar, al menos, un punto de equilibrio. Cada trabajador, por su cuenta, sabe que su capacidad de presión es ridícula comparada con la del empresario por lo que, si pretende que la fuerza de su trabajo se ponga en valor, necesita que el resto de la plantilla, la gente de su misma rama laboral o, incluso, todo un país, secunde una iniciativa común. Ahí radica el sentido de las huelgas, así fue su origen y de esta manera las define la Organización Internacional del Trabajo.

En una sociedad tan interdependiente como esta, es inevitable que lo que afecta a unos influya en todos, y las huelgas no son menos. Si un sector detiene su actividad, las personas, en principio ajenas a dicho conflicto, sentimos la repercusión. El eco de esa huelga será tomado como un indicador por los demás sectores y elevará, o disminuirá, la capacidad negociadora del resto de los trabajadores. Quien viva de un salario deberá saber que, de una manera u otra, ese conflicto es también el suyo. Pero hay otro tipo de resonancia: el hecho de que alguna actividad cese, siquiera por un tiempo, rompe el ritmo de la ciudad. Sin el trabajo de unos, otros no pueden desplazarse, no llegan alimentos a los supermercados, las calles están llenas de bolsas de basura sin recoger... Todo eso ocasiona molestias al resto de los ciudadanos y son muchas las quejas que se oyen. Hasta que le toca al que se quejaba y entiende que una huelga que no molesta pierde parte de su potencial. En época de conflicto, es conveniente tener claro qué es lo que está en juego y hasta qué punto se convierten en soportables algunas molestias. 

 Publicado en "El Norte de Castilla" el 10-01-2013

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