Siglos de evolución han servido
para que hayamos aprendido a leer en la mirada, en el movimiento… y a partir de
ahí podamos obtener conclusiones que a veces confirman, y otras tantas
desmienten, lo que nuestro interlocutor pudiera estar diciendo. Es otro
lenguaje, el corporal, que, además, enriquece con matices al verbal, matices
que aportan información y sensación. Incluso existe un área del conocimiento,
la kinésica, que tiene por objeto el estudio de este lenguaje no verbal. Los
tiempos actuales han traído nuevas formas de comunicación que tienen también un
lenguaje directo y uno interpretativo. Un segundo lenguaje que ha desnudado al
diputado Toni Cantó porque, más allá de la certeza o falsedad de los datos que
aportó, queda la urgencia y la saña con que lo hizo: la prisa por exponer unos
números que confirmaban sus prejuicios sin detenerse, siquiera, a
contrastarlos y la reiteración de tuits
que abundaban en la misma tesis.
Pero ojo, vayamos más allá. Quizá
Toni Cantó acertó equivocándose y quienes le rebatieron erraron acertando. El
partido que da cobijo al diputado, UPyD, ha tomado cuerpo con mensajes
populistas, mensajes simples, normalmente victimistas, que están arraigados y
con los que consiguen altos grados de empatía con algunos sectores de la
sociedad. Y en este aspecto ha acertado de pleno. Por otra parte, los que le
acusan de machista (el efecto es el mismo que el de llamar ladrón al que te
roba el bolso: a él no le afecta y tú te has quedado sin bolso) defienden la
ley sin ambages y eso se puede volver en su contra. Esta ley, que apunta en
buena dirección y que supuso un gran avance, no debe ser sacralizada sino
debatida y complementada con otras medidas para hacerla más eficaz y para que
las potenciales víctimas encuentren la protección que merecen. Un dato es
revelador: ninguna de las seis mujeres asesinadas este año por sus parejas pensó
que la ley les servía de amparo, ninguna encontró en ella la protección
requerida. Terreno abonado para que los populistas rieguen sus plantas con
infundios verbales y sonrisas kinésicas.
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