En la Edad Media, cuando apenas nadie podía comer carne, los reyes y los
miembros de su corte la comían como si no fuera a haber un mañana. El ácido
úrico navegaba del estómago a las articulaciones y allí, en los dedos de los
pies, cristalizaba produciendo a los monarcas y sus ‘casi iguales’ unos dolores
malamente llevaderos. Por entonces ya se conocía la gota, pero los médicos de
la época culpaban a otros males de tales síntomas y recomendaban comer más
carne. Más ácido úrico, más dolores, persistencia en el tratamiento, más carne
y así, sucesivamente, hasta que reventaban.
Puede parecer bárbaro, cosas de otro tiempo, pero durante el siglo XX y lo que va del XXI, el Fondo Monetario Internacional sigue los mismos patrones que los galenos medievales. Financian créditos imponiendo unas condiciones que hacen imposible que se puedan devolver, cuando esto ocurre, el país en cuestión necesita más crédito, se le concede, intensificando las mismas condiciones que hicieron inviable la primera devolución y así, sucesivamente, hasta que revientan.
Juan Ignacio Martínez,
ese entrenador que viste como lo haría cualquier señor castellano para ir a
misa, parece, al menos por lo visto ayer, de la misma escuela que aquellos
reyes o estos banqueros. No habiendo quedado satisfecho de la actuación de los
extremos en el partido anterior, ha redoblado la apuesta: que Ebert y Omar no
se aplicaron mucho en labores defensivas, pues aprovechamos la baja del germano
y colocamos dos defensas en sus puestos y, por si fuera poco, a Jesús Rueda,
tras años ejerciendo de defensa central, le subo al centro del campo. Gota,
créditos impagados, derrota. Sub sole
nihil novi est, hace ya más de dos milenios que los romanos sabían que nada
nuevo había bajo el sol. El entrenador ha querido descubrir la pólvora y le ha
explotado en la cara. Como nadie puede garantizar el triunfo, ni ninguno puede
asegurar la derrota, es preferible que el error, si ha de llegar, lo haga por
exceso de valentía antes que hacerlo por el mismo camino que llega el mal olor.
Publicado en “El Norte de Castilla” el 25-08-2013
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