Hace poco más de
tres semanas a Miguel Arias Cañete le sacaron un billete para Bruselas que
tenía que tomar sí o sí, dejando de esta manera libre su asiento en el
Ministerio de Agricultura. Inmediatamente después conocimos el nombre de quien
iba a ocupar la silla vacante, Isabel García Tejerina. Supimos al instante que
la nueva ministra era vallisoletana y por estos lares se le dio máxima
relevancia a este dato del DNI. Siempre hemos dado excesiva importancia al paisanaje
en la arena política, se asume de forma natural que un alto cargo privilegie a
los de su terruño, debe ser un vestigio de una mentalidad caciquil tatuada a
fuego a lo largo de muchas generaciones.
Sin embargo, sobre otros datos del currículum que generan mayor vinculación se pasa de puntillas. Por ejemplo, García Tejerina ha sido Secretaria General de Agricultura y Alimentación en dos etapas, y entre medias, 2004-2012, fue directora de Planificación Estratégica de Fertiberia, una empresa cuyas cuentas de resultados dependen de decisiones que se han de tomar en el ministerio que ocupa Isabel García Tejerina. Pero no solo eso, una balsa de un material contaminante, el fosfoyeso, de una explotación de Fertiberia devastó un espacio natural en Huelva, la empresa fue obligada por una sentencia del Tribunal Supremo a devolver una concesión con medio siglo de vigencia y a recuperar el territorio arrasado. Bien, durante la celebración del juicio, la nueva ministra era directiva de Fertiberia, ahora es la encargada de que esta sentencia de 2011 se cumpla. Estos caminos de ida y vuelta, cada vez mejor asfaltados, son conocidos como puertas giratorias y muestran a las claras la voluntad de influencia de las grandes empresas en las decisiones de los dirigentes políticos.
Sin embargo, sobre otros datos del currículum que generan mayor vinculación se pasa de puntillas. Por ejemplo, García Tejerina ha sido Secretaria General de Agricultura y Alimentación en dos etapas, y entre medias, 2004-2012, fue directora de Planificación Estratégica de Fertiberia, una empresa cuyas cuentas de resultados dependen de decisiones que se han de tomar en el ministerio que ocupa Isabel García Tejerina. Pero no solo eso, una balsa de un material contaminante, el fosfoyeso, de una explotación de Fertiberia devastó un espacio natural en Huelva, la empresa fue obligada por una sentencia del Tribunal Supremo a devolver una concesión con medio siglo de vigencia y a recuperar el territorio arrasado. Bien, durante la celebración del juicio, la nueva ministra era directiva de Fertiberia, ahora es la encargada de que esta sentencia de 2011 se cumpla. Estos caminos de ida y vuelta, cada vez mejor asfaltados, son conocidos como puertas giratorias y muestran a las claras la voluntad de influencia de las grandes empresas en las decisiones de los dirigentes políticos.
El próximo fin de semana se juega la última jornada de
la liga de balonmano, queda un asunto por resolver, quien conseguirá evitar la
segunda plaza que condena al descenso. Dos equipos se la juegan y quiere la
casualidad que sean el Balonmano Valladolid y el Fertiberia Puerto de Sagunto. Un
litigio entre el equipo de la tierra de origen y el de la empresa. ¿A quién
animará doña Isabel?
Publicado en la revista Pueblos
Publicado en la revista Pueblos
No hay comentarios:
Publicar un comentario