jueves, 21 de febrero de 2019

RESIGNACIÓN O SUSTO

Imagen tomada de grandespymes.com.ar
El presente, este presente concreto, ya pasó, dejó de ser. Así, cada presente fenecerá para ir dando paso a sucesivos e inasibles presentes. El pasado y el futuro no existen, son dos cómplices necesarios en un delito continuado de impostura.
En tiempos electorales, todos al fin, estos delitos florecen. Ahí están, entonces, el pasado y el futuro permitiendo que se les utilice como coartadas. De la manera en que calla el amigo del asesino en una película de gánsteres cuando escucha a este asegurando, muy serio y bajo palabra de honor, que él no pudo cometer tal crimen porque en ese preciso instante estaba en el cine junto a su colega, el pasado  y el futuro escuchan en silencio a nuestros dirigentes políticos utilizando a ambos como esplendor o amenaza. De esta manera, parece que las opciones que se nos abren se resumen en dos: mientras las tres derechas -dos con claridad; una así, así-  reclaman una vuelta a un bucólico pasado para esquivar las zancadillas de un futuro apocalíptico si vencen sus rivales, las ‘no derechas’ garantizan un camino hacia el futuro que evitará el trasiego por los tenebrosos valles del pasado por el que nos tocaría transitar si sus rivales vencen.

La derecha, en singular o en plural, sabe de antemano que tienen jugada ganadora, que el contexto internacional se ha puesto de su parte. Trump ante Clinton, los del Brexit ante Cameron, los Salvinis varios ante a los bruselenses, la parte más radical de este espectro ha conseguido, tiene mérito, hacer ver que es la mejor herramienta para enterrar los desastres generados por la visión menos extrema de este mismo lateral.
Las no derechas, los restos de una socialdemocracia que murió cuando no se atrevió a ser lo que era y el sumatorio de grupúsculos más o menos disidentes del discurso oficial que por momentos parecen no saber si van o vienen -en otros, sí, todo hay que decirlo-, se ofrecen, más que por su valor, por no ser lo que los otros son, para que no nos pongan al reloj a dar vueltas en sentido contrario. Sienten que el viento sopla tan fuerte en su contra que su discurso se conforma con poco más que no retroceder. En dos palabras, que nos resignemos para no tenernos que asustar. La lectura no puede ser peor porque al pasado nunca se vuelve. Sí, puede que en este momento aparezcan discursos que se asemejan mucho a los de antaño, pero hasta ahí. Las razones son otras; los agentes, distintos;  las circunstancias nada tienen que ver. Mejor que acojonar estaría desarrollar un proyecto de país que, partiendo del efímero presente, tuviera fuerza para conseguir el apoyo suficiente. 



Publicado en "El Norte de Castilla" el 21-02-2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario