En el ámbito de la mecánica cuántica, Heisenberg dispuso, en
un postulado conocido como el principio de incertidumbre, que de algunos pares
de magnitudes físicas, es imposible conocer las dos a la vez. Vaya, que
aplicando este principio a esas cositas que pueden sucedernos en cualquier
momento, este físico nos recomienda callarnos si, por eso de la casualidad,
descubrimos -sin ser vistos- que la pareja de alguien a quien de verdad
apreciamos le ha puesto los cuernos. La inercia podría arrastrarnos a coger
inmediatamente el móvil para avisar a dicha persona, precisamente por el
aprecio profesado, de lo que entendemos como una traición.
Craso error: el simple hecho de que sepa que se sabe
interferirá en cualquier posible decisión que pueda tomar. Podría ser que, sin
el aviso, nunca hubiera tenido la más mínima sospecha, con lo que su vida, más
o menos feliz, no se habría visto alterada y habría seguido como si tal hecho
no hubiera ocurrido. Podría ser que hubiera descubierto la infidelidad por su propia
cuenta o se hubiera enterado gracias a un arrebato de sinceridad de su pareja.
Con la cornamenta invisible, cabe que hubiera entendido que había razón
suficiente para mantener la relación, que era viable un volver a empezar.
Arreglo imposible si tuviera constancia de que las protuberancias frontales
eran conocidas más allá de las paredes de su hogar. Podría, incluso, ser que la
relación de la pareja no estuviese sujeta a los parámetros convencionales y
ambos estuvieran abiertos a relaciones mutuamente consentidas con terceras
personas. En tal caso, el hecho en sí no acarrearía erosión entre ellos. Sin
embargo, el que una persona ajena conozca la situación podría incomodarle y
hacerle replantear su modelo de vida al sentirse socialmente juzgado.
Con el mismo principio, Heisenberg nos deja claro que,
mientras no haya una información relevante sobre si va a haber o no un acuerdo
de investidura, lo mejor sería dejar de hacer caso a todo el humo que sobre el
particular emiten unos y otros y viceversa. Al fin y al cabo, ellos, nuestros
representantes, son tan conscientes de que todo es una pasarela que, en vez de
trabajar en lo suyo, se limitan a desfilar y posar para salir guapos en la
foto. Por responsabilidad -además de por salud física y mental- deberíamos
mirar hacia otro lado para no distorsionar hasta que haya
una solución. Callemos pues hasta que tengan algo que decir.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 12-09-2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario