Por ello, me entra la risa, qué remedio, cada vez que escucho recomendaciones sobre hábitos saludables de vida, tildados de sencillos pero inaccesibles para economías de las que van al límite. Cambiar el coche por uno que contamine menos, pagar el IVA al fontanero o comer productos ecológicos está muy bien, pero…
Me entra la
risa… y me da por ‘filosofar’, pienso en la relación entre representantes y
representados. Y no me vale tan solo con la preparación. Aspiro a que quien se
encargue de tal labor tenga cerca vitalmente alguna situación de necesidad, que
conozca de primera mano el miedo al día a día, la importancia de algún euro más
en la nómina o el rictus de desagrado tras abrir el sobre con la ‘factura de la
luz’.
De lo
contrario, nos topamos con sugerencias como las de Reyes Maroto, a la sazón ministra
de Industria. Resulta que la erupción de un volcán, mientras la lava del de La
Palma amenaza el presente y el futuro de miles de personas, es un «espectáculo
tan maravilloso de la naturaleza». Algo «inédito, para poderlo ver en primera
persona», añadió mientras los que, por obligación, lo ven en primera persona,
tiemblan al observar cómo sus casas se queman. Que no digo que las imágenes no
sean espectaculares -inéditas no, desde luego-, pero ni es el momento de
recrearse ni un miembro del gobierno puede, debe, equivocar el destinatario al
que dirigir sus palabras. No, no es nada sencillo incluir en el plural de la
‘primera persona’ a gente que no se nos asemeja en nada.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 22-09-2021
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