En el juego de vivir las cosas siempre funcionan así, se
encuentra el atractivo en los lugares donde se vislumbra un futuro posible y
hacia allá vamos, siguiendo unas rutas en el aire marcadas con luz que nos
dirigen a la pretendida (a)ventura. El caso es que la dinámica no ceja, que lo
que antes era atractivo por grande, se convirtió en pequeño ante otros núcleos más
grandes, que se mantiene la tendencia que convierte a unos pocos puntos en
hormigueros mientras del resto del territorio se adueña la nada. Tampoco
vayamos a pensar que este proceso es típicamente español, no, la concentración
es un fenómeno mundial, aquí sin más tenemos la parte que nos toca.
Ante este abandono poblacional, surgen voces reclamando
vida. Todo lo que pueden lograr es un poco de dinero para mantener la música
aunque nadie quede para bailarla. Lo más, convertir a la España vaciada en una
España viciada de tanta espera. Si la concentración humana responde a un
proceso económico, solo un proceso económico, y de la misma magnitud, puede revertir
el sentido del movimiento. Lo demás, fuegos fatuos.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 17-11-2021
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