Hago estas cuentas porque los blanquivioletas pasarán la noche siendo la vela que alumbra, la que va delante de todas. Y en ese logro, en entender que todo consiste en mantener la dinámica, se esconde la trampa. Lleva el Valladolid unos partidos en los que no aparece en su juego la alegría que mostraba hace nada. El número de ocasiones, y por ende el ritmo goleador, ha menguado. Por suerte –por trabajo- se compensa con los ceros sucesivos en la portería propia. Tiene que ver con dos circunstancias: que todos los equipos se estudian para saber cómo frenar al rival, por lo que al cuerpo técnico le corresponde -y a buen seguro lleva a cabo- buscar nuevos recursos que aumenten el repertorio y que cuanto más nos aproximemos al final, más se trabarán los partidos, que el miedo a perder comprime los espacios.
De lo concreto del partido frente al Sporting me quedo con
dos actuaciones: la de Toni Villa pareciéndose al Toni Villa que llevamos años
imaginando que podía ser y la de Javi Sánchez haciéndonos olvidar al Javi
Sánchez en que temimos que pudiera desmoronarse.
Líderes aunque sea por un día. Noche para que cualquier
aficionado pueda dormir a pierna suelta. Menos mal que no necesitará contar
ovejas, no habría, se las ha llevado todas Pablo Casado de campaña.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 29-01-2022
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