Sánchez denuncia ahora -con fingida indignación, cuando se
le vuelve en contra- la estructura política/mediática/judicial en la que él y
su partido, un PSOE complaciente hasta que le tocó, siquiera de refilón, se han
amparado. Prego, cronista oficial de una época, ocupa el panteón de los
ilustres tras haber silenciado información relevante –Suárez reconociéndole que
no hubo referéndum sobre la monarquía porque las encuestas apuntaban el triunfo
del modelo republicano-. Un silencio propagado que extendió la inviolabilidad
constitucional al monarca, él, tan campechano, hasta el terreno informativo.
El prosopopéyico bulo, sin más, al que se refiere Sánchez,
sin ser grato para el receptor o salubre para la sociedad ni atenta ni dinamita
apenas nada. El peligro parte de su utilización como arma, del aprovechamiento
como instrumento jurídico: la condena del Telediario, un juez que le da rienda…
La respuesta no puede ser lo mismo a la inversa: que las
presidenciales intenciones se apunten a trazar un dibujo simétrico. Basta con
derribar una estructura. Digo basta tratándose de un imposible: la realidad es
más fuerte que él.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 07-05-2024
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