Es sólo un libro pero este hojaldre de
páginas es a la vez una clase vigorosa de periodismo impartida por Teresa
Aranguren. De principio avisa, sin tapujos, “El testigo del drama está en el
drama...no creo que pretender ser distante y aséptico sea condición de
objetividad y verdad”. Escribir es mirar el mundo desde un particular
caleidoscopio, componer desde la mirada propia, una de tantas. La pretensión de
objetividad es un ejercicio de cinismo retórico que esconde la individualidad
del ángulo de visión de quién escribe. Teresa, al contrario, marca su
territorio, sale a la calle casi a cuerpo, pertrechada sólo con el poder de la
palabra. De la palabra escrita, de la que no se lleva el aire, de la que
demanda permanecer; palabras revestidas con tanto orgullo como las personas, no
personajes, que habitan en las páginas del libro.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 31 de mayo de 2004
martes, 11 de mayo de 2004
DECÍA, DIGO Y DIRÉ “NO”
Mis ojos se ensucian de rabia y asco ante
esas fotos que colocan al hombre un peldaño por debajo del cerdo. Una soldado,
émula de Jonh Wayne, muerde un cigarrillo y con una sonrisa señala la polla de
presos iraquíes, un grupo de militarones se regodea tras amontonar a futuros cadáveres. En el amor y la guerra
no hay moral que valga más que el deseo de sojuzgar al vencido. Esto es la
guerra y así se escribe; se mata y se muere, pero sobre todo se humilla. Nada
es inocuo por más que sus impulsores pretendan revestir sus propósitos de
bienaventuranzas y disfrazar sus efectos con la seda de los eufemismos, por más
que acudan al catálogo de virtudes para declararla. En el bien entendido
pretenden llenar sus bolsillos de dólar y poder aunque emborronen discursos de
amor a su pueblo y gloria de dios por los siglos de los siglos. Saben de sobra
que ellos morirán viejos, cuidados y con un termómetro bajo sus aseados sobacos
tras haber sembrado la mierda de la muerte prematura lejos de sus casas. Y odio
que generará muerte, que generará odio, que... así el mundo no girará en el
sentido que marquen jóvenes armados de futuro sino por el recuerdo de los
desafueros sufridos por unos abuelos mancillados. ¿A ellos qué?
lunes, 3 de mayo de 2004
SIN POSTRE
El melón
constitucional está en un tris de ser abierto mientras discutimos con las
enaguas abajo si son galgos o podencos. Los gerentes de esta comunidad, esos
que miran de soslayo a Madrid antes de tomar una decisión, dirán que algo se ha
ido y no sabrán cómo ha sido. Con prosopopeya relatarán que unas perversas
fuerzas centrífugas se han llevado por delante ese sueño inconcluso de la
paisana Isabel Montatanto llamado España. Digo inconclusa porque la pieza
Portugal falta del puzzle onírico de la tan católica.
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