Hoy, cuando se avista el ocaso del curso, se cierne la noche más larga sobre el Real Valladolid. No es momento para indagar en las causas que nos han traído a esta situación sino de soplar todos en la misma dirección para que el domingo, a las nueve, tengamos excusa para festejar. Muchas aficionadas y aficionados se merecen ese premio que llegará, sin duda. Mantenerse en primera está en las piernas y las cabezas de los jugadores y os deben ese último esfuerzo. Su batalla es la nuestra y su éxito nuestra fiesta. Es la justa compensación tras un año en el que las ilusiones han viajado en una montaña rusa. Hemos comprobado que pueden y lo harán. No hay motivos para esperar buenas noticias de otros estadios. Estaremos sólo pendientes de Sevilla y desde donde partirá la alegría hacia Pucela.
Allá por agosto , cuando amanecía la temporada, escribí que «el fútbol, junto con el sexo, es la cosa más importante de las cosas no importantes de nuestras vidas». Pero nunca dije que ambas actividades fueran excluyentes, al contrario, mejor si se conjugan. Así que preparaos para una tarde-noche larga y caliente. El Real Valladolid se salvará, la ciudad lo celebrará en la calle y después déjense llevar, dénse un homenaje. Que no digan que la gente de esta tierra es seca.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 27-05-2009
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