Hace unas semanas el Real Valladolid abandonó al fútbol, ayer el fútbol le pagó con la misma moneda. La temporada se estaba convirtiendo en un esperpento del que no esperábamos un fatal desenlace pero que, tras el partido de ayer, puede terminar en tragedia. El gol de Bilic castiga más por lo que no se supo hacer en los anteriores partidos que por lo que no se pudo en éste. Un gol que llegó tras una pésima gestión del ánimo por parte del entrenador local quien, cuando el equipo acababa de lograr el empate, cuando el Sporting podría venirse abajo, cuando Pucela cantaba y Gijón lloraba, decide, en vez de apuntillar a un rival abatido, retroceder un paso y ordena jugar con dos medios centros de contención dando entrada a Jesús Rueda. Decía Mendilibar que les iba la marcha, haciendo referencia a la mejoría del juego de su equipo cuando ve las orejas al lobo. Pues ya tienen marcha, se juegan la permanencia y no deben esperar ayudas externas.
Coda: Las vísperas se han ensuciado con mensajes cruzados entre aficionados de los dos clubes. La mecha no la encendió ningún simpatizante, sin embargo ambas hinchadas han defendido de forma irracional las insensatas decisiones de sus directivas. Imaginemos que hay una guerra y nadie va.
Publicado en “El Norte de Castilla” el 24-5-2009
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