"Lo que ha ocurrido en el mundo es una quiebra fatal del capitalismo"
Él ve luz al final del túnel. Juan Torres,
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, nos atiende
después de plantear sus tesis en las jornadas de economía ‘Hay alternativas’
organizadas por el Ateneo Republicano con la colaboración de la Universidad de
Valladolid. El mismo título de las jornadas coincide con el de una de las
últimas publicaciones en que ha colaborado.
En ningún sitio está escrito que la sociedad
tenga que funcionar de un solo modo y que además tenga que beneficiar a los de
arriba. Es natural que los que se benefician de las políticas que se vienen
aplicando traten de convencernos de que no hay otra política posible. Eso es lo
que se decía también cuando había esclavitud, cuando mi madre no podía firmar
un cheque o abrir una empresa sin permiso de su marido o su padre. Los seres
humanos podemos escribir nuestra historia y hacer las cosas como queramos que
sean. Lo que ocurre es que hay grupos con mucho poder hoy día que se imponen. La
prueba de que se pueden hacer de otra manera es que incluso hay países que las
aplican y que en la teoría económica se formulan otro tipo de soluciones a lo
que está pasando.
Cuando se habla de
alternativas ¿se plantea una filosofía política y económica medianamente
cerrada o hablamos de algo por construir y simplemente se enumeran unos
principios, unas líneas?
Creo que hasta las propias corrientes
conservadoras han reconocido que lo que ha ocurrido en el mundo es una quiebra
fatal del sistema capitalista. Es un sistema que no es capaz ni siquiera de alimentar a la
población. El hecho de que cada día mueran 30 o 40 mil personas de hambre, habiendo
capacidad para alimentar al doble de la actual población mundial, muestra que
estamos en un sistema que no arregla la provisión de los recursos desde el punto
de vista más elemental. Ha desarrollado una forma de funcionar en lo económico
y en lo financiero que es autodestructiva. Eso no cambia de la noche a la
mañana. El paso del feudalismo al capitalismo costó, en muchos lugares del
mundo, 500 años. Dictar una norma para que sea abolida la esclavitud lleva 15
segundos, el problema es que para hacerla cumplir hace falta una lucha social
que lleva a veces siglos y en esas estamos. El error es pensar que todo esto está parado,
los seres humanos tendemos a pensar que lo que no vemos no existe y estamos
viviendo una transformación.
Joaquín Robledo - Juan Torres |
Dice usted que el
capitalismo provoca miles de muertos diariamente, pero hemos convivido con
ello. El hecho de que esta crisis haya llegado al ‘mundo rico’ ¿estamos ante el
principio del fin del capitalismo o este sistema tiene tal capacidad para
mimetizarse que puede sobrevivir a todo lo que le echen?
La transformación social no es como acabar de
leer un libro y coger otro. Acaba el capitalismo y empieza otra cosa. Los
sistemas sociales se impregnan unos a otros. ¿Cómo definía Marx el comunismo? Sistema
según el cual cada uno da según su capacidad y recibe según su necesidad. Esa
manera de organizar la vida social ya la estamos viviendo. Cuando financiamos a
través de impuestos una operación quirúrgica que puede costar miles de euros
sin mirar cuántos son los recursos económicos del paciente, estamos aportando
según nuestra capacidad y recibiendo según nuestra necesidad y eso existe
dentro del capitalismo.
Seguramente habrá economía capitalista mucho
después del capitalismo. Yo creo que tenemos que acostumbrarnos a pensar que
las transformaciones sociales son procesos de gran complejidad. Vamos venciendo
al capitalismo día a día: cuando se crean cooperativas, cuando se realiza trabajo
voluntario, cuando la gente se presta dinero sin intereses, cuando se avanza en
democracia deliberativa… y esas experiencias las podemos ir adelantando porque
es imposible que un sistema social diferente nazca ex novo .
¿Hasta qué punto
estas políticas públicas que se fortalecen a partir de la Segunda Guerra
Mundial son sostenibles?
La gran burguesía no aceptó como sostenible
el equilibrio de renta que llevaba consigo el estado de bienestar. La prueba es
que cuando el gran capital gana el pulso, a partir de los años 80, la
desigualdad se dispara y seguirá así mientras los de abajo estén dispuestos a
aceptar las condiciones de vida en las que están, hasta que se rebelen,
desobedezcan y rompan con un sistema de dominio como el que hay. La
sostenibilidad no es una ley física, es ese estado de conflicto que se da en la
sociedad porque los grupos sociales tienen intereses diferentes. Lo que está
pasando es que los grupos más poderosos han logrado que lo propios grupos
sociales de abajo renuncien a sus propias preferencias.
Era un equilibrio
de rentas basado en que los países económicamente más fuertes obtenían los recursos de formas “poco éticas”
No estoy defendiendo que fuera una situación
idílica. En uno de mis libros hablo de la sombra del bienestar capitalista.
¿Existe capacidad de
respuesta por parte de ese porcentaje mayoritario de la población que está sufriendo
la gravedad de esta situación económica?
No creo que el poder esté en manos de los de
arriba. El poder está en manos de la gente.
La historia nos demuestra claramente que cuando los de abajo usan el
poder y salen a la calle y se enfrentan
a los de arriba, no hay fuerza humana que detenga eso. La cuestión es por qué no usan el poder. Si
desde pequeños les enseñamos que no se rebelen contra la injusticia, será
imposible que cuando sean mayores salgan a la calle para rebelarse contra
injusticias más grandes.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 03-12-2012
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