En 1994 el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial cumplían medio siglo. Ambas instituciones
fueron creadas cuando la II Guerra Mundial ya estaba decantada y Estados
Unidos, el gran triunfador de la contienda, pretendía imponer un patrón
económico que se adecuara al nuevo orden que habría de surgir. Inglaterra había
ganado la guerra pero, a la par, perdido definitivamente la hegemonía. Las
órdenes provenían ahora del otro lado del Atlántico.
Para celebrar el acontecimiento
convocaron una Asamblea General y la acomplejada España, que después de no haber
pintado nada en el concierto internacional desde que las guerras eran con
arcabuces quiso erigirse en sede de todo, pagó el convite en Madrid.
Un entramado de organizaciones
políticas y sociales se aliaron y organizaron una campaña que, bajo el epígrafe
’50 años bastan’, pretendía extender una denuncia al BM y el FMI por el papel protagónico que en
pro del imperialismo del siglo XX habían desarrollado. A Valladolid también
llegó la campaña y en ese marco se realizaron diversas actividades, una de
ellas consistía en repartir un cuadernillo informativo, mientras Manolo Sierra
pintaba uno de sus murales alegóricos en la pared que cierra las vías del tren
en la calle Recondo.
Un señor muy mayor, a los ojos de
entonces del que esto escribe, se acercó de forma muy hostil diciéndome algo
así como: ‘Siempre igual, protestando por todo. ¿Qué queréis ahora? ¿Qué es eso
de 50 años bastan?’ Bravuconadas del momento, en vez de rebajar el tono para
amainar su agresividad y responder con amabilidad, puse en marcha mi lado
mordaz. Mire, le dije, pretendemos acabar con el hambre en el mundo y,
basándonos en un estudio, defendemos que la única medida eficaz sería la
práctica generalizada de la ‘eutanasia’ obligatoria para quienes hayan cumplido
los cincuenta. El señor salió por pies como alma que lleva el diablo. Me reí,
aunque al rato tuve la sensación de haberme pasado. Pero tras leer las palabras
del Ministro de Finanzas de Japón referidas a los jubilados: “Que se den prisa
y se mueran”, creo que fui un visionario.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 31-01-2013
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