A la generalización del uso de cualquier avance le acompaña siempre un
elenco de servidumbres que, en muchos de los casos, exigen otros nuevos
avances. Nadie (o casi) discute que el coche aporta posibilidades que
sin él no podríamos imaginar. Pero su uso generalizado, además de las
contraindicaciones obvias, ha modificado hasta la estructura de las
ciudades. Ahora los espacios de ocio, las áreas industriales, las
grandes superficies comerciales, los hospitales...están completamente a
desmano. En estas grandes ciudades, los diseños se plantean con la
certidumbre de que, quien más, quien menos, tiene un coche disponible.
Las menos grandes, efectos del mimetismo, imitan a sus hermanas mayores.
El coche ha pasado de herramienta a arquitecto urbanista, de opción a
necesidad. Otro tanto ha pasado con la alimentación. La industria ofrece
una serie de productos que han arrinconado en el frigorífico a los que
antaño eran la sota, el caballo y el rey. El bocadillo de chorizo (sin
cortar en lonchas) ha ido perdiendo protagonismo ante la invasión de la
mortadela o el pan de molde. Las meriendas de la chavalería actual se
parece mucho a la dieta que nos (im)ponían nuestras madres cuando
estábamos enfermos. Masticar la carne de animales engordados de forma
artificial exige mucho menos esfuerzo del que nuestro organismo puede
realizar. A los dientes, por ejemplo, no se les pide el trabajo para el
que se han ido preparando a lo largo de miles de generaciones de homo
sapiens, tienen mucho tiempo para bailar y terminan en cualquier lugar
de esa pista llamada boca. Las ortodoncias se ven obligadas a recolocar
unas piezas desubicadas por los desmanes de la pechuga de pavo.
El
fútbol tiene el poder de atracción que tiene porque, más allá de la
belleza plástica, es una escenificación incruenta de un duelo en el que
los contendientes pretenden con tanto ahínco la defensa propia como la
muerte del rival. Cuando los rivales afrontan esta batalla simbólica con
un espíritu depresivo, el fútbol parece arroz hervido. Por motivos bien
distintos, el Real Valladolid y el Real Madrid, pisaron la hierba con
suma melancolía. Los capitalinos porque se veían obligados a disputar
batallas de una guerra local ya perdida, porque, además, se han quedado
sin el estímulo que les suponía la posibilidad de imponerse en la gran
contienda internacional. Con nada que ganar, con ganas de poner punto y
final, tienen que seguir fichando en la oficina en horario de ocho a
tres, pero un campo de fútbol no es una oficina. Los pucelanos, porque
saben que si la hazaña de David ha quedado impresa en los libros de
historia es debido a que solo ocurrió una vez; que en el resto de los
casos, los Davides son irremisiblemente aplastados por los puños de
Goliat. Si a eso le sumamos que la necesidad no les ahoga, que esta
batalla no es su guerra, que una vez garantizado el cinco en esta
evaluación no estudian en pos del notable, se entiende (aunque no se
aplaude) la actitud de un grupo que ayer fue más efectista que efectiva.
Añadiendo un ingrediente al otro, podemos llegar a una conclusión escrita en el campo de juego: dos equipos alegres, aparentemente despreocupados, disputaron un triste partido con un previsible corolario: el triunfo del rico que no deja de serlo por más que también llore. Acabado este menú bajo en sal y con vino sin alcohol, los comensales nos quedamos con la sensación de que pudimos habernos metido un chuletón entre pecho y espalda, pero que alguien llegó diciéndo que tanta grasa, tanta sal, podría resultar indigesta...
Añadiendo un ingrediente al otro, podemos llegar a una conclusión escrita en el campo de juego: dos equipos alegres, aparentemente despreocupados, disputaron un triste partido con un previsible corolario: el triunfo del rico que no deja de serlo por más que también llore. Acabado este menú bajo en sal y con vino sin alcohol, los comensales nos quedamos con la sensación de que pudimos habernos metido un chuletón entre pecho y espalda, pero que alguien llegó diciéndo que tanta grasa, tanta sal, podría resultar indigesta...
Publicado en "El Norte de Castilla" el 05-05-2013
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