A Pablo Iglesias se le ha puesto cara de Samuel Hahnemann, aquel médico
de la Sajonia que a finales del siglo XVIII propuso una serie de prácticas que
se enfrentaban a la medicina convencional -la basada en argumentos científicos-
que se han dado a conocer como ‘Homeopatía’ que se basaban en el principio de
que ‘lo similar cura a lo similar’. Si para Hahnemann, las enfermedades
crónicas provienen de una serie de miasmas; para Iglesias, los males de nuestra
sociedad provienen de una serie de infecciones de la clase política. En un
principio (apenas dos años, aunque nos haya parecido una eternidad) todos los
males se acuñaban bajo un epígrafe que, por repetido, caló: la casta como
origen de una situación putrefacta. Crecido, nos habló como un cirujano tradicional:
existía un tumor y había que extirparlo. Tras los resultados electorales siguió
manteniendo el mismo discurso, pero, poco a poco, nos fue recordando aquel
chistecillo infantil: Mamá, dame cinco pesetas. ¿Cuatro pesetas? ¿Para qué
quieres tres pesetas si con dos tienes bastante? Anda, ten una y compártela con
tu hermano. El cirujano que iba a extirpar el bipartidismo ha recompuesto el
rostro y ofrece renuncias para facilitar que lo que antes era tumor se
convierta en solución: Lo similar cura a lo similar ergo una dosis de
bipartidismo es el remedio para acabar con el bipartidismo.
No sé qué ocurrirá en los próximos días pero parece que al PSOE le vuelve
a funcionar su estrategia que pasa por actuar como si fuese el centro de un
agujero negro que arrastra para sí toda la masa que se conforma a su alrededor.
En ese espacio, sus familias cohabitan y urden los planes para conseguir lo
único que les aglutina, el poder. Fuera de él todo es llanto y crujir de
dientes. Desde esa privilegiada atalaya, lanza su diatriba: “Hemos sido malos,
pero hemos aprendido y no volverá a pasar. Nunca más la corrupción, ni las
puertas giratorias, aquello que legislamos se nos ha olvidado. Así que ya
sabéis, o nos apoyáis o gobernaran los que son malos por naturaleza”. Oye, y
les funciona. Luego, un mal viento se lleva las palabras. Como se ha ido
llevando las del otrora cirujano.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 31-03-2016
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